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Salir a la calle y cruzarnos con personas complicadas no representa mayor problema, pero ¿qué sucede cuando este tipo de encuentros son a diario y en el lugar de trabajo? Peor aún, cuando es el jefe directo quien siempre está de mal humor.

El hecho de no estar a gusto en un empleo no sólo perjudica la productividad laboral, sino también el estado de ánimo de todos los colaboradores. Es evidente que nadie quiere trabajar en un lugar conflictivo, pero también es cierto que en este tipo de actividades es imposible elegir a los jefes y compañeros.

He aquí la importancia de contar con líderes capaces de controlar sus estados de ánimo. Los líderes infelices no sólo dejan de inspirar confianza en el equipo de trabajo, sino también pierden de vista los objetivos de la empresa, pierden interés en la gestión de capital humano y lo único que consiguen es que la gente se vaya de la compañía o baje su productividad.

Si bien es cierto que hay que aprender a relacionarse con cualquier tipo de individuos, no hay que olvidar que la mejor manera de cumplir con las obligaciones laborales es bajo un ambiente agradable y satisfactorio. La pregunta es ¿cómo ser un buen jefe?, por ello te presentamos una lista de cualidades que debe tener un líder agradable, feliz y capaz de lograr sus metas:

  1. Ser honesto. Se dice por allí que no existe peor enemigo que uno mismo. El tema de culpar y responsabilizar a alguien más por los errores se vuelve común en los jefes infelices. La clave está en responsabilizarse de las actividades que le corresponden, cumplir con los roles y objetivos establecidos y eliminar cualquier situación de frustración que, de no ser controlada, puede ser un sentimiento que se instaure en la mente y, junto con otras creencias nocivas, pueda detonar en un futuro.

  2. Cambiar de actitud. Este tipo de líderes no tiene ni idea de que algo anda mal y muy pocos trabajadores serán capaces de acercarse a platicar sobre su actitud. Sin embargo, es importante que si no te sientes a gusto con la actitud de tu líder, lo aclares desde un principio; así evitarás situaciones complejas a largo plazo.

  3. Ser perseverante. Poseer esta habilidad es como tener varias puertas abiertas ante los colaboradores. La experiencia y los casos de éxito demuestran que no dar nada por sentado y luchar hasta conseguir el objetivo es una muestra de confianza para todos aquellos que dependen de las decisiones del jefe.

  4. Lograr visibilidad. El discurso puede ser el mejor y los empleados los más motivados, pero si nunca se da la cara, si sólo se conoce la voz, la imagen del líder simplemente no despunta. La gente busca a otras personas para trabajar, para hablar, para preguntar acerca de los nuevos proyectos.

El mismo tema es recíproco: así como un buen líder no tolera a la gente que no demuestra compromiso, los colaboradores tampoco soportan desarrollarse en un ambiente desorganizado, donde el dirigente, además, muestra un mal carácter. Hay que aprender a ser equitativos y demostrar nuestras capacidades de la mejor manera posible.

Nómina PC 1

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