Lo que no se puede medir, no se puede mejorar.
La evaluación de desempeño es una práctica cada vez más adoptada por las empresas que buscan posicionarse entre las mejores de su rubro. Se trata de un sistema diseñado para saber en qué medida el colaborador está cumpliendo con los objetivos que le fueron trazados. Dicho de otra forma, nos permite conocer la importancia y el impacto que tiene para la organización el trabajo de cada una de las personas que la integran.
¿En qué se debe basar la evaluación?
Para que un colaborador sea eficaz y eficiente, sea cual sea su posición en la organización, su motivación y su compromiso con la empresa es fundamental. Para que la evaluación de su desempeño sea óptima, es prioritario que tenga perfectamente definidas sus funciones y que conozca y entienda lo qué se espera de él. De hecho, la definición de las expectativas es el primer paso para implementar un sistema de evaluación de desempeño. Esta función es responsabilidad de los gerentes, directivos o líderes de proyecto.
Normalmente, al realizar la evaluación, se consideran distintos elementos que pueden ser englobados en tres grandes rubros:
¿Por qué es importante la evaluación de desempeño?
Son muchas las empresas que están desarrollando un nuevo enfoque orientado a la evolución del desempeño de sus colaboradores. Esta tendencia tiene muchas razones de fondo, pero sin duda alguna, la más importante es la información. Entre más datos tenga la organización respecto al desempeño de sus colaboradores, en mejor posición se encontrará de cara a la toma de decisiones futuras. Finalmente, información de poder.
Para los colaboradores, este proceso de evaluación también tiene un sinfín de beneficios. Al realizarse de forma sistemática, el empleado puede medir su propio desempeño y tomar las medidas que considere necesarias para mejorarlo. De igual modo, tendrá mayor claridad sobre lo que la organización espera de ellos.
Este proceso de evaluación es también una ventana de oportunidad para que el colaborador exprese sus inquietudes o solicite los cambios que considere prudentes para poder mejorar su desempeño personal. Además, se trata de una herramienta fundamental para aumentar la confianza y la cercanía con sus superiores (siempre y cuando, el proceso tenga un enfoque motivacional y no punitivo). Es importante que todos los colaboradores tengan un rol activo en el proceso, y, que al final del mismo, reciban una retroalimentación que sea clara y que esté alineada con los criterios establecidos anteriormente.
Otra ventaja a resaltar de este proceso es el conocimiento que la empresa obtendrá de sus empleados a nivel personal. Saber cuál es la situación actual de los colaboradores, conocer los problemas por los que pueden estar atravesando o entender sus objetivos de desarrollo individual/familiar/social es información vital para determinar un plan de crecimiento empresarial personalizado.
Finalmente, si el desempeño del trabajador no es el esperado y esta tendencia se repite por dos o más procesos de evaluación, la empresa tendrá las herramientas necesarias para tomar decisiones definitivas.
Otros elementos a considerar