Ser líder implica tener autoridad, tomar decisiones, repartir el trabajo y asegurarse de que todo salga bien. Pero también requiere de valores humanos y de saber cómo comunicarse, cómo trasmitir esas órdenes de manera respetuosa y efectiva.
Para que puedas cumplir con determinación pero en buenos términos, he aquí el decálogo de 10 cosas que nunca debes hacer como líder, de forma tal que la gestión del capital humano sea un éxito.
Nunca debes gritar ni usar tonos de voz sarcásticos. Nada peor para el trabajador que se le falte el respeto o se le hagan críticas destructivas. A la hora de tener que hacer correcciones o de impartir órdenes, procura que siempre sea en privado y de manera cauta y respetuosa.
No tengas miedo de motivar al trabajador cuando sea necesario. Un error frecuente es no felicitar a un empleado cuando ha logrado algún objetivo o se ha desempeñado exitosamente. El hacerlo lo motivará a ir por más.
Otro comportamiento frecuente es el de prometer y luego no cumplir. Ante la necesidad de lograr un resultado, muchos líderes prometen algo que luego olvidan o que simplemente no estaba a su alcance. Esto no sólo es jugar con las expectativas del trabajador, sino que también destruye su confianza.
Otro error es ser incongruente con lo que se exige: si pides puntualidad, deberás ser el primero en cumplir. De este modo, enseñarás con el ejemplo, al tiempo que ganarás credibilidad.
Nada peor para un trabajador que el tener un ejecutivo pesimista: como líder, debes incentivar y motivar. Esto no significa que no seas realista, pero sí que seas cauto y te reserves los comentarios negativos.
Un jefe no solo debe tener en cuenta los objetivos de la empresa, sino también conocer las necesidades de sus subordinados. Saber qué necesitan o qué los motiva te será de utilidad para mantenerlos animados.
Suele suceder también que en el afán diario por cumplir con las tareas, pierdas de vista por qué se hacen o cuáles son los objetivos del trabajo.
Si bien es cierto que el jefe es quien decide, no hay que ser cerrado a las opiniones de los demás. Muchas veces, otro punto de vista puede ser de gran utilidad para tomar la decisión más conveniente y correcta.
Deberás también poder separar las cuestiones personales de las laborales. No olvides que diriges un grupo humano que trabaja con el fin de lograr un objetivo en común, donde los sentimientos de simpatía o apatía hacia algún trabajador deberán ser dejados de lado.
Así como no debes ser autoritario tampoco debes mostrarte demasiado débil. Un ejecutivo necesita proyectar fuerza y liderazgo. El mantenerse abierto y oír a tus colaboradores no implica que se aparten de los objetivos de la empresa.
En resumen, como líder debes saber coordinar el trabajo de forma tal que sea eficiente y que cumpla con los objetivos de la empresa, pero para ello deberás ser inteligente a la hora de comunicar y de relacionarte con tus subordinados.