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Cuando nos enfrentamos a la pregunta clásica acerca de si un buen líder ¿nace o se hace?, la respuesta es indefectiblemente que AMBAS. El buen líder es una combinación de características innatas con ciertas habilidades que se desarrollan a lo largo de la vida para convertir a esa persona en un referente, en un modelo a seguir. En este artículo, analizaremos las 6 habilidades de un buen líder.


¿Qué se necesita?

1. Inteligencia emocional

Esta habilidad, relacionada a las emociones y a los vínculos, actuará como mediadora en los conflictos y afianzará las fortalezas de cada uno de los individuos del grupo a cargo del líder, a la vez que, de forma indefectible, fortalecerá al grupo. Este tipo de inteligencia ayuda a identificar los aspectos del comportamiento de los integrantes del equipo que están bien y los que deben mejorar y por qué.

2. Empatía

Nadie que no sea capaz de ponerse en los zapatos del otro puede liderar un equipo. Cuando alguien no rinde como debería o su comportamiento no es el esperado, un buen líder debe indagar hasta identificar el por qué de lo que está sucediendo y, una vez identificado, ser capaz de sentir lo que el otro siente. Sólo de este modo, podrá ayudarlo a reencauzar su accionar.

3. Convicción

Una persona que pretende inculcar un modo de actuar, y hasta de pensar, en un grupo, debe estar plenamente convencido de aquello que aspira que el otro aprehenda. La convicción es la fuerza que trasciende las palabras, cuando alguien cuenta con ella, no será necesario explicar demasiado, es algo que le da vida propia a las ideas que se intentan transmitir.

4. Compasión

Para poder guiar es necesario involucrarse y vincularse con el grupo a cargo. Es muy importante que el líder cuente con instancias fuera del ámbito de trabajo con su equipo. Incluso, si no hay muchas oportunidades para esto, debe acercarse a las personas que tiene a cargo, de forma individual, en los momentos libres en el trabajo e interesarse por ellos, por sus familias, hobbies, miedos e incluso sentimientos. De esta manera se logra dotar a los empleados de un interés y compromiso mayor, pues sentirán que su líder se preocupa por ellos.

5. Saber callar

Es de suma importancia conocer cuando hablar y cuando callar. El arte de la conversación está basada en la escucha. Aunque suene poco ortodoxo o impráctico, a veces es mejor solo sentarse al final de la mesa y escuchar atentamente a lo que todos tienen que decir, sean los miembros de tu equipo o de la mesa directiva. Una vez que puedas dominar esta habilidad tendrás la capacidad de analizar toda la información recabada y sacar conclusiones, e incluso la solución al problema que puedan estar discutiendo. Solo concéntrate en la conversación, no asientes (o contradigas) ningún argumento y deja que los demás externen lo que tengan que decir.

6. Carisma

Por último, tenemos esta característica con la cual muy pocos tienen la dicha de nacer y unos cuántos pueden desarrollar. El carisma va en la forma de hablar, de pararse, de gesticular y hasta de vestirse. Lo que marca a una persona con carisma es el hecho de que mire a los ojos a su interlocutor y que éste último no se sienta amenazado ni mucho menos, sino apoyado. Una persona carismática tiene algo con lo que los demás se sienten identificados, lo cual lleva a que lo sigan y hagan lo que el líder manda, porque lo sentirán como algo placentero y no una imposición.

Sin lugar a dudas existen una infinidad de habilidades adicionales que todo buen líder deberá poseer para tener éxito en la gestión de recursos humanos, sin embargo, el empezar a practicar y dominar las anteriores 6 será un gran paso. Sal con tu equipo, ponlas en marcha y observa los resultados, seguramente serán 100% positivos, tanto para tu equipo y la empresa como para ti.

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