¿Cuántas veces hemos escuchado que el capital humano es lo que hace crecer a una empresa? Seguramente muchas, pero no está mal recordarlo una vez más, ya que pareciera que a algunos líderes todavía no les queda claro lo importante que es para su compañía contar con el talento adecuado. No se trata solo de personas a las que se les paga para realizar actividades, sino individuos que dan su mayor esfuerzo para lograr un objetivo en común.
Guiar al talento suena sencillo, pero no lo es. No basta con darles un sueldo o aplaudirles cuando cumplan con sus actividades, porque además de ser su obligación, no es la mejor manera de motivarlos. El líder tiene que ser capaz de apreciar a sus colaboradores, desarrollar sus habilidades y fomentar su creatividad.
Con el objetivo de ayudar a los profesionales en la gestión de capital humano, se han creado herramientas que facilitan su trabajo, como PeopleCloud, una plataforma integrada que les permite atraer, administrar y retener al talento de la empresa. Haciendo uso de ella, el líder podrá generar tabuladores salariales, medir el desempeño y la productividad, y además crear planes de compensación.
No obstante, ¿cómo identificar el momento indicado para invertir en herramientas para administrar al personal? Aquí te damos 10 claves que indican que es momento de implementar soluciones:
- Algunos trabajadores realizan actividades que no siempre les corresponden. Esto es porque no les queda claro cuáles son sus funciones dentro de la empresa.
- Los líderes no conocen a su equipo de trabajo. Jamás se reúnen con ellos e ignoran los retos o limitaciones que pueden estar enfrentando en sus puestos laborales.
- Los colaboradores no tienen la libertad de expresarse ni desarrollar su creatividad. Tienen que pedir permiso para todo, lo que limita su eficiencia en atención al cliente, por ejemplo.
- Los supervisores acaparan todo el trabajo. No delegan ninguna función porque no confían en su equipo de trabajo. Parece que fueron contratados sólo para cumplir órdenes, no para aportar ideas.
- La última palabra la tiene el jefe, él es el único que tiene la razón y los trabajadores no están para interrogar. Las críticas las hace el alto mando.
- El favoritismo es visible, un cierto grupo de personas goza de privilegios y reconocimientos sin merecerlo. El clima laboral se deteriora y los trabajadores que se esfuerzan no son tomados en cuenta.
- Los gritos y los insultos se escuchan a lo largo y ancho de la empresa. No existen reglas de comportamiento o nadie las toma en cuenta. La conducta inapropiada es aceptable porque jamás se pusieron límites.
- La brecha salarial es amplia: dos personas que ocupan el mismo puesto, y en teoría realizan las mismas actividades, obtienen diferentes remuneraciones. Los factores son variados, pero siempre hay una persona que se siente insatisfecha, lo que ocasiona una baja de productividad laboral.
- No existe la motivación. El dar más del 100% en las actividades no representa más que un esfuerzo físico. Los líderes no agradecen lo que sus colaboradores hacen día a día.
- Cuando hay recorte de presupuesto, lo primero que se hace es despedir gente. Los trabajadores permanecen alerta y en estrés permanente por miedo a ser los siguientes en la lista. Las personas no rinden igual si pasan el tiempo asustados y tratando de no cometer errores.
Si como líder en la gestión de capital humano detectas alguna o varias de estas situaciones en tu empresa, pues se torna necesario y es el momento adecuado para invertir en herramientas que permitan conocer las fallas que hay dentro de la organización e implementar técnicas que desarrollen el potencial de tus colaboradores. Crea y mantiene condiciones que permitan la satisfacción del personal y nunca olvides que la motivación es factor relevante en el cumplimiento de objetivos.