Llegó diciembre, mes en el que los directivos de la compañía se sientan para analizar lo que ha sucedido a lo largo del año. Es tiempo para revisar si las metas se alcanzaron o si hay que mejorar estrategias. También, comienzan las proyecciones de lo que vendrá para la empresa en los próximos 12 meses.
El último mes no sólo tiene un lado laboral: de hecho, es el periodo en el que se realizan menos actividades, lo que da pie a los compromisos personales y empresariales, como los festejos de fin de año. Las encrucijadas no solo tienen que ver con el tipo de estrategias que se van a implementar en la empresa para apoderarse del mercado, sino también con la pertinencia de realizar una fiesta de fin de año.
Muchas empresas, sean pequeñas o grandes corporaciones, deciden no organizar un evento de fin de año debido a justificaciones como el alto monto a invertir por un corto momento de diversión. Una encuesta realizada por Adecco revela que 70% de los empleados sondeados afirmó que no tendrá una fiesta de fin de año, frente a 30% que si contarán con esta actividad.
Pese a esto, los especialistas en el tema aseguran que este tipo de eventos no sólo son para divertirse, sino que son el momento adecuado para que los líderes muestren agradecimiento a los colaboradores por todo el esfuerzo realizado a lo largo del año, presentar las proyecciones para el año entrante y reforzar el vínculo con sus trabajadores a través de acciones motivacionales.
Pero ¿por que las fiestas corporativas de fin de año son necesarias? A continuación te exponemos siete razones principales:
- Desde el punto de vista organizacional, este evento se ha convertido en un motivo de integración de los empleados; incentiva un inicio de año con más fuerza y mayor colaboración entre los equipos de trabajo, y genera un sentido de compañerismo dentro y fuera de las oficinas. Así, es más probable que las metas laborales se alcancen.
- La fiesta de fin de año no es un gasto, sino una inversión: la gente se divierte y no está mal cerrar el año con alegría. Una vez que se ha pasado por un momento de relajación, el regreso a las actividades laborales se hace con mayor satisfacción y con la idea de que hay recompensas por el trabajo realizado en un año.
- Además de ser el momento en el que se externan los buenos deseos y se agradece por lo ocurrido a lo largo de 11 meses, el líder no debe desperdiciar la oportunidad de comunicarse en forma directa y hablar de las perspectivas de la empresa, además de reforzar conceptos que rigen a la compañía, como el clima, los valores y la cultura.
- No todo es trabajo. Tanto para líderes como para colaboradores, es necesario contar con momentos de respiro, y qué mejor que una reunión en compañía de todos aquellos con los que se convive cara a cara más de 8 horas al día. También es bueno conocer otras facetas de los compañeros de trabajo.
- Los eventos de fin de año permiten eliminar las jerarquías: en la fiesta todos son iguales, no hay ningún cargo que determine la participación en la misma. Se espera que todo sea un escenario relajado y distinto al que se desarrolla en la vida corporativa.
- Es un evento que permite transmitir el concepto de la empresa. Los organizadores deben tener claro el motivo por que se realiza, y así comunicarlo a los colaboradores. La coherencia de lo que se piensa, se dice y se hace tiene que estar presente en todo momento.
- Algunas compañías optan por invitar a los familiares de los empleados con el objetivo de hacerlos sentir parte de un equipo. Los directivos son conscientes que un colaborador no está solo, y su familia es el motor de su desempeño laboral, por lo que también es una buena oportunidad para agradecer su esfuerzo y paciencia.
Como vemos, las fiestas corporativas de fin de año no se reducen a un momento de diversión: el impacto positivo que generan tanto hacia dentro de la compañía como hacia el exterior en materia de gestión de recursos humanos e imagen corporativa es inconmensurable. Por ello, si no estabas pensando en organizar un evento de cierre de año, quizás sea momento de comenzar a hacerlo, aunque sea una pequeña y humilde cena con tus colaboradores.