Los primeros días de noviembre, una noticia sacudió a muchos países: Donald Trump fue electo presidente de Estados Unidos. Este empresario y ahora miembro del Partido Republicano, amenazó –en campaña– con el inicio de la deportación de más de 2 millones de mexicanos con estatus ilegal en la nación norteamericana.
La pesadilla se volvió realidad. Al principio, todo parecía ser una mala broma por parte de Trump, sin embargo, ahora se está en espera del 20 de enero –fecha en la que tomará posesión de la presidencia– para poner en práctica los planes de contingencia.
Uno de los sectores que sufrirá mayor impacto, en caso de que el republicano decida cumplir sus promesas de campaña, es el laboral. Los expertos aseguran que el gobierno mexicano no es capaz de brindar empleo a los paisanos que en octubre enviaron al país 2,216.4 millones de pesos por concepto de remesas, según cifras del Banco de México (Banxico).
Esta situación, además de afectar económicamente a México –debido a la importancia de las remesas– genera incertidumbre en la Población Económicamente Activa (PEA) del país, ya que el ingreso de nuevo capital humano reduciría las posibilidades de un aumento salarial.
Trump 1 – México 0
Otra de las amenazas que escuchamos de boca de Donald Trump fue la de modificar el Tratado de Libre Comercio del Norte (TLCN) debido a que las malas condiciones del acuerdo afectan la generación de empleos en Estados Unidos:
“Iremos a todos los estados, no vamos a dejar que las compañías se vayan a producir a otros países y luego vuelvan a vender los productos, no va a pasar, traeremos de regreso nuestros empleos y los mantendremos. Habrá consecuencias serias si las compañías se van del país”, señaló en algún momento el sucesor de Barack Obama.
El ahora electo Presidente parece cumplir sus promesas: hace unas semanas, Carrier, la compañía especializada en equipos de aire acondicionado, informó el plan de trasladar su producción de Indiana a Nuevo León. Su llegada a México generaría 1.400 nuevos empleos en el estado del norte, lo que equivaldría a un ahorro de hasta 65 millones de dólares en costos laborales al pasar de un lugar donde se paga 24 dólares la hora a otro donde el costo es equivalente a una décima parte de eso.
Sin embargo, la compañía estadounidense cambió de opinión y decidió mantener alrededor de 1.000 empleos en Indiana, pese a que la mano de obra en nuestro país tiene muchas ventajas: percibe sueldos 80% más bajos que en EE.UU., el ausentismo es de 1%, mientras que la rotación de personal es de 2%.
No hay duda, Donald Trump empieza a hacer de las suyas. Ya prometió tomar represalias contra Oreo, luego que la matriz de Nabisco, Mondelez International, informara que reemplazaría 9 líneas de producción en Chicago con 4 en México. La amenaza también llegó a Ford, después de que la automotriz detallara su plan de inversión de 2.500 millones de dólares en plantas de fabricación de motores y transmisiones en México.
De seguir con esta desmotivación, las posibilidades de generar vacantes de empleo en México podrían desvanecerse. Mientras el representante del Partido Republicano no termine con sus amenazas, el mercado laboral en nuestro país sufrirá una recesión, quizá con mayor fuerza en estados donde las empresas extranjeras son las que generan oportunidades de empleo.
Aunque esta situación debería quitarnos la venda de los ojos; es momento de darnos cuenta que la fuerza laboral mexicana no solo es competitiva por barata, sino por disciplinada y comprometida.
Especialización, la clave
El elevado número de personas dispuestas a laborar termina sobrepasando la oferta del mercado en México, lo que obliga al talento a capacitarse y demostrar que tiene habilidades únicas e imprescindibles. La transformación del mercado laboral en el país está a punto de comenzar: las empresas dejarán de buscar empleados multitask y recurrirán a los especializados.
Los mexicanos que trabajan en Estados Unidos adquieren conocimientos específicos que, por lo regular, no se manejan en México. Por ejemplo, en el tema agrícola, los campesinos nacionales continúan cosechando los productos de forma manual, mientras que los indocumentados que regresan al país saben que hay tecnología que facilita esta actividad. El conocimiento de este tipo de herramientas es lo que les da un valor agregado.
En un estudio del Consejo Nacional de Población (Conapo), se expone que en los últimos años ha habido un incremento de trabajadores especializados, con un nivel de escolaridad más alto que el promedio. Incluso, se habla de la migración legal, es decir, que los mexicanos están encontrando oportunidades de crecimiento laboral redituables en Estados Unidos, por lo que están haciendo todo lo posible para legalizar su estancia en Norteamérica.
Por otro lado, las empresas se están dando cuenta que no necesitan colaboradores que hagan de todo, sino a gente que se concentre en una sola actividad, pero que la desarrolle al 100% y esto es lo que ofrecen los deportados, lo que deja menos oportunidad laboral para los nacionales que siguen sin especializarse.
Este perfil de empleado puede ser ocupado por inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. Según “La revisión del perfil sociodemográfico de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, 1995-2015”, elaborada por el Conapo, en el último año, 24.7% de éstos realiza trabajos de servicios (mano de obra en hostelería, limpieza, comercio, entre otros), 23.9% son obreros, transportistas y trabajadores especializados en la construcción, mientras que 19.1% se dedica a trabajos agrícolas, sector que será beneficiado debido a los conocimientos avanzados que los empleados adquieren en el país norteamericano. Las empresas mexicanas aseveran que el manejo de tecnología que ahora no se domina en México ayudará al crecimiento de la agricultura en la nación azteca.
No hay duda de que la especialización es la clave para mantenerse activo en el mercado laboral, o al menos para evitar ser despedido, y es que si Donald Trump continúa desmotivando a las compañías extranjeras para no invertir en México, las posibilidades de generar vacantes suficientes se van a disipar.