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A pesar de que está en aumento el número de empresas concentradas en cerrar la brecha de género y en encontrar impulsores que establezcan la equidad laboral entre hombres y mujeres, aún existen limitantes para las mujeres que buscan acceder a puestos laborales de mayor importancia, como gerencias o direcciones.

“Cuando las mujeres progresan”, un estudio elaborado por la consultora de recursos humanos Mercer, revela que a nivel internacional, ellas representan 40% de la fuerza laboral, cifra que todavía se considera una representación insuficiente. Referente a las posiciones de liderazgo en las que se desenvuelven, el documento revela que 33% de las mujeres ocupa un nivel gerencial, 26% gerencias senior, y 20% son ejecutivas.

En Latinoamérica, la situación no es diferente. Por ejemplo, en México las mujeres perciben que hay algo que no les permite alcanzar puestos más altos. A este concepto se le conoce como “el techo de cristal”, es decir, que hay que sacrificar mucho para llegar a una posición directiva. Y a pesar de que ya existen algunas políticas de inclusión dentro de las empresas, la práctica difiere mucho de la teoría.

En el estudio “Mujeres Milenio Emprendedoras”, presentado por la compañía PwC México, se expone que 31% de las mujeres renunció a su empleo porque no había oportunidades de crecimiento. Y aunque 37% del Producto Interno Bruto (PIB) del país lo aportan ellas, sólo 5% tiene un cargo de presidenta o directora en las compañías.

La cruda realidad

La encuesta de Mercer asegura que las mujeres tienen 1.5 veces más de posibilidades que los hombres de ser contratadas en niveles ejecutivos, pero no siempre son consideradas, debido a que muestran los niveles más altos de abandono, ya que su responsabilidad como madres les impide dar el 100% en su trabajo.

Ellas poseen habilidades únicas y necesarias para enfrentar problemas en el trabajo: 39% de las mujeres son flexibles y capaces de adaptarse, en contraste con 20% de los hombres que también presentan estas fortalezas; también gestionan equipos inclusivos (43% vs. 20%) y poseen altos niveles de inteligencia emocional (24% vs. 5%).

Pero lo anterior pareciera no ser suficiente cuando la mayoría de ellas deja sus actividades laborales por 3 o 4 años para cuidar a sus hijos. Y el problema no es la crianza de los pequeños, sino que las organizaciones no cuentan con programas que faciliten esta tarea. Es importante que las compañías generen estrategias de atracción y retención de talento femenino, esto conlleva crear guarderías y ofrecer horarios flexibles.

¿Futuro incierto?

El futuro no vislumbra mejor: en los próximos 10 años, se expone en “Cuando las mujeres progresan”, las organizaciones no estarán cerca de la igualdad de género en la mayoría de las regiones del mundo. Si bien se espera un incremento de la representación femenina en Latinoamérica, al pasar de 36% en 2015 a 49% en 2025, sigue sin ser suficiente el número de mujeres en las compañías. Sin embargo, el crecimiento más representativo a nivel mundial estará en Australia y Nueva Zelanda, donde el alza será de 5 puntos porcentuales, al pasar de 35 a 40%.

En contraste, Estados Unidos y Canadá subirán apenas de 39 a 40%; en Europa no variará de 37% en 2015, y Asia, en el último puesto, con 28%, frente a sólo 25% en 2015.

Las cifras son contundentes. Es claro que una década no bastará para que exista una igualdad de género a nivel laboral, pero si hay acciones que las empresas pueden llevar a cabo para tratar de reducir la brecha, por ejemplo, la remuneración salarial. Además, es importante que existan iniciativas que ayuden a los hombres a cambiar de pensamiento respecto a su “superioridad” empresarial, deben ser capaces de entender que las mujeres son igual de capaces que ellos; sólo así podremos experimentar un cambio real en el mundo laboral.Nuevo llamado a la acción

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