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Posicionar a una compañía como una de las mejores en su sector no es sencillo. Sin embargo, los líderes tienen que encontrar talento humano que no sólo tenga las capacidades de realizar sus actividades adecuadamente, sino que también comparta los objetivos y valores de la misma empresa.

Lograr que los trabajadores se comprometan es tarea de los directivos. Por esto, es fundamental desarrollar un plan de gestión de desempeño para cada uno de los empleados. Así quedará claro las responsabilidades que estos tienen, sus metas a conseguir y los comportamientos que deben tener para optimizar su desempeño.

Este proceso consta de tres fases: la primera es en la que se planifica el desempeño y se definen los objetivos. Aquí a los empleados les debe quedar claro en lo que tienen que concentrarse. Hay que recordar que las metas individuales tienen que estar acorde a las de la organización.

Para los líderes es más sencillo gestionar el capital humano si se clasifican los objetivos en cuantitativos y cualitativos. Los primeros serán definidos para el colaborador en relación a su puesto y el periodo de evaluación. Este proceso implica valorar los elementos del departamento, cuáles son sus áreas de responsabilidad y el perfil del trabajador.

Mientras que los cualitativos están definidos en base a las competencias y habilidades de los individuos. El establecimiento de estos implica conocer el perfil de la persona a evaluar, analizar sus características en función al trabajo desempeñado y mostrarle líneas de actuación que deberá desarrollar para lograr el cometido.

No dejar solos a los empleados

La clave de la segunda fase de este plan de desempeño es estar al pendiente de los trabajadores. Una vez establecido lo que hará cada uno, el líder tiene que ir evaluando el progreso de los resultados que hasta ahora se ha obtenido.

Esta etapa se vuelve clave para toda la organización. Los directivos tienen que estar conscientes de que una falla puede ser una alerta de que el empleado no es la mejor opción, aunque se debe asegurar que éste cuente con las herramientas necesarias para desempeñarse. Los expertos recomiendan observar y registrar cada uno de los comportamientos de los colaboradores: no dejarlos solos, monitorearlos, y en el momento en que no sean lo esperado, demostrarles que sus actividades no son compatibles con los objetivos de la empresa.

En el tercer paso del proceso se encuentra la evaluación del desempeño. Aquí se analizan todos los resultados obtenidos y se hace una comparación con lo que se había acordado lograr al inicio de la evaluación.

Si bien en todo el ciclo hay un coaching por parte de los líderes y se monitorea al empleado, en la evaluación se da estructura a las actividades. Se recomienda hacer una reunión e intercambiar ideas entre colaborador y evaluador.

Del brazo de los expertos

Las etapas en el ciclo de gestión de desempeño no son sencillas de llevar a cabo; sin embargo, es necesario que los líderes se aseguren de que sus colaboradores cumplan con los objetivos impuestos al inicio de la relación laboral. Se vuelve imprescindible contar con asesoría especializada en el tema para evitar “mal sabor de boca” y decepciones en cuanto al proceso.

Así, PeopleCloud ofrece una herramienta de retención que alinea, involucra y fortalece a cada uno de los trabajadores, donde la evaluación del desempeño es pieza clave. En este módulo, los directivos tendrán la facilidad de monitorear al talento para verificar que realmente se estén cumpliendo las metas.

La idea es que desde el inicio quede todo claro y cada seis meses se haga una revisión para conocer los detalles de las actividades desempeñadas. Al final, se miden los resultados de forma automatizada.

Recuerda que formar una sinergia entre los objetivos de tus colaboradores y los de tu empresa, dará como resultado un proceso exitoso que, sin duda alguna, colocarán a la compañía en los primeros lugares del mercado.

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